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«Cada vez hay más problemas de salud mental asociados al consumo de hachís»

Durante el 2023 la organización atendió a más de ochenta personas en su centro del pazo de Guizamonde de Ourense

Ochenta personas han pasado a lo largo del año 2023 por los servicios que ofrece Proyecto Hombre en su centro ubicado en el pazo de Guizamonde en Ourense. La entidad, que atiende a quienes tienen problemas de adicción a diversas sustancias, ofrece tanto programas ambulatorios como otros que conllevan el ingreso en su centro terapéutico. En ese recurso terminaron el año 18, tantos como plazas disponibles hay. Además, la entidad mantiene también una comunidad terapéutica intrapenitenciaria en la cárcel de O Pereiro, por la que han pasado cincuenta reclusos. Pero las cifras no son lo que más preocupa a la psicóloga Ofelia Debén, responsable de la asistencia que la organización presta en Ourense desde 1997 y directora presidenta de Proyecto Hombre Galicia desde el 2021. «Por desgracia lo que nos tiene más en alerta son los problemas de salud mental asociados a adicciones. No solo crece el porcentaje de quienes tienen alguna afectación, sino que además el deterioro con el que la gente llega es más grave», señala.

Según explica, esta circunstancia dificulta el trabajo en las comunidades terapéuticas ya que a mayor deterioro en las capacidades cognitivas más posibilidades hay de que no se produzca la adherencia necesaria a los tratamientos para superar la adicción. Para esos casos en los que la persona no es capaz ya de adaptarse al ritmo de alguno de los programas de rehabilitación normalizados en régimen ambulatorio o interno, en la entidad existe un tercer recurso con un tratamiento más específico que también se realiza en régimen residencial. Es el programa Acougo.

Pero además preocupa el crecimiento del consumo de drogas estimulantes, principalmente la cocaína y el cannabis. «Nosotros vemos cada vez a más personas con problemas de salud mental asociados al hachís como sustancia de consumo principal. Y el problema es que tanto esta sustancia como otros estimulantes, como las bebidas energéticas, se consumen como si fuese algo inofensivo y no pasase nada. El caso es que la mayoría de los consumidores de esas sustancias y productos son muy jóvenes, con un cerebro en formación al que este tipo de zarpazos acaba afectando gravemente», advierte Ofelia Debén.

Aunque la media de edad más habitual de los que se acercan a Proyecto Hombre buscando salir de la adicción a drogas está entre los 30 y los 35 años, en esta organización saben que muchos llegan tras haber fracasado en intentos anteriores con otros programas, generalmente más cortos o menos intensos. También saben que las consecuencias del actual resurgimiento del consumo de marihuana llegará a ellos en pocos años. Para Ofelia Debén, la sociedad ha bajado la guardia con este problema. «Nosotros siempre hemos tenido un programa de divulgación y prevención en el ámbito escolar. Antes teníamos tantas peticiones de colegios que nos costaba atender a todos; hoy nos llegan muy esporádicamente», señala. 

Internet y el juego

Las adicciones que llaman comportamentales, esto es, que no tienen su origen en una sustancia sino en un hábito, también preocupan en la entidad. No tanto por el número de afectados —«No son mayoritarias todavía», dice Debén— sino por el crecimiento de casos entre los más jóvenes. En Proyecto Hombre ya tratan a adolescentes por problemas con las apuestas online, adicciones a los videojuegos o a redes sociales. De momento los programas que abordan estas conductas adictivas son conocidos en la entidad como «satélites» porque solo se ponen en marcha cuando aparecen casos demandando ayuda. Les gustaría que nunca dejasen de ser activaciones esporádicas pero temen que acabarán funcionando de forma contínua por el crecimiento de la demanda.

Con estos usuarios, el abordaje es siempre ambulatorio y se trabaja no solo con los jóvenes sino también con sus familias. «Siempre lo hacemos, pero en estos casos aún es más necesario acompañarles en el proceso, porque sufren muchos chantajes emocionales de esos hijos. Con las familias no hay que ser ni punitivos ni castigadores y nuestros programas tienen una parte de escucha y acompañamiento, pero también les formamos para que cambien», dice Debén.

Son, de hecho, los progenitores y no el propio afectado —como ocurre con el resto de usuarios que libremente deciden pedir ayuda— los que se acercan a la entidad. Según explican, a veces llegan tras recibir una recomendación de los orientadores de los colegios, pero en otras es porque se sienten desbordados por la situación tras haber descubierto cargos en tarjetas que les desvelan, por ejemplo, una adicción al juego que desconocían. «Para llegar a este punto, han faltado muchos límites. Cuando notemos que la tecnología acapara cada vez más tiempo y provoca que se vaya aislando de su entorno, sea su familia, sean sus amigos o las actividades que antes hacía, es cuando empieza a ser dañina y tenemos que pensar que hay un problema. Los límites hay que ponerlos independientemente de que se vaya a enfadar, se vaya a rebotar o no le vaya a gustar», dice Debén.

El abordaje de este tipo de dependencia es diferente que el que se realiza cuando la persona tiene un problema de adicción vinculado a sustancias. Se centra en enseñarles a hacer un buen uso de algo que van a seguir manejando. «No es como una droga, que lo que tienes que aprender es a no volver a consumir», matiza. De hecho, y aludiendo a las limitaciones de uso de los móviles en los colegios, Ofelia Debén asegura que «está bien, hay que poner controles de estímulos, pero después tiene que ir acompañado de aprender a cómo saber usarlo».

Para la experta el problema de que los adultos no tengan a veces tantos conocimientos en esa tecnología como los adolescentes no puede ser una excusa para poner límites, pero también advierte que, como en muchos otros aspectos, es necesario predicar con el ejemplo. «No se puede poner límites al niño y luego tú estar con el teléfono mientras coméis. Es cuestión de educar», concluye Ofelia Debén.

Fuente: www.lavozdegalicia.es

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